A sus 30 años sigue disfrutando del deporte que le pasiona. Del deporte que lleva practicando desde los 5. Y todavía asegura que tiene cuerda para rato. Es Rocio Ybarra, la jugadora de hockey hierba de Berango que regresaba hace unos días del europeo de Londrés sin el objetivo de haber logrado la plaza olímpica para Río, pero que sin apenas tiempo para el lamento ya está pensando en la temporada que tiene por delante con un nuevo equipo, el Orange Zwart holandés. El el alma de la selección, la guía de un equipo, el nacional, que poco a poco se va asentando entre las mejores.

“Llevo 25 años jugando a hockey y me lo paso muy bien”, afirma la vizcaína. “Disfruto tanto en los entrenamientos como en los partidos y eso es lo importante. De momento no pienso en la retirada, aunque es cierto que con el paso de los años vas notando que la frescura física ya no es la que tenía cuando era más joven”, reconoce, aunque su calidad y veteranía se muestran sobre el césped y eso está por encima de todo lo demás. En la capital inglesa ha formado parte de la selección española junto a la también vizcaína María López de Eguilaz y la guipuzcoana Patricia Maraña. “No ha salido como esperábamos el europeo. En Valencia tuvimos buenas sensaciones y ahora en Londrés no hemos podido mantener el nivel y hemos terminado cuartas. Una pena porque ahora debemos esperar hasta octubre para saber si Surafrica renuncia a estar en Río y si lo hace ocuparíamos nosotras su lugar”, describe Rocío. Serían sus terceros Juegos Olímpicos, tras el décimo puesto de Atenas y el séptimo de Beijing. “El objetivo sería mejorar ese diploma olímpico. La idea cuando se va a un evento de estos es el de progresar y España empieza a ser una de las selecciones de referencia”, apunta la capitana de la selección.

En la punta de lanza está Holanda y allí es donde competirá por sexta temporada consecutiva Rocio, aunque este año ha cambiado de equipo. Tras permanecer un año en Utrecht y las últimas cuatro temporadas en La Haya, ahora se acaba de mudar a Eindhoven para jugar con el Orange Zwert la campaña que comenzará en breve. “La liga holandesa es profesional y si quieres dedicarte a esto hay que ir allí. La cultura es diferente y los extranjeros que también van allí te ayudan a adaptarte mejor”, apunta el jugadora de Berango. Ahora tiene tres meses por delante para seguir demostrando su juego en su nuevo club y a partir de diciembre, aprovechando el parón liguero de dos meses, volverá a la selección para seguir siendo el faro que guía al combinado nacional. Para entonces sabrá si cumple sus sueño de jugar una nueva olimpiada.